Tu río y cielo
Cómo decirte que en mis sueñoscontinuamente te estoy aprendiendo,aprendo en ti, Sirena, lo que es la bellezarecorriendo incesante tus íntimas pruebascon todos mis tactos que se esponjanqueriendo empaparse de la caricia de tu cuerpo.¿Te lo sabré decir, te lo puedo decir?Entre tus piernas suaves pasa un río,lecho insinuado para el agua viva;entre la dulce sombra o musgo claroque crece y oculta hermoso nenúfar.Entre tus piernas bellas sólo un ríoen el fondo siento cruzar único.Agua clara sin tiempo que te nacey que sobre mi caricia desemboca.Hermosa conjunción de agua y flor,botón secreto que en tu luz perfumael nacimiento de más luz creciéndome,envolviéndome con su misterio (a)dorado;cuando en caricia de sueños tu amor empujay me abraza como queriendo ingresarmeen el delicioso manantial de su agua.Galaxia íntima que me acaricia y a más sedde tus luceros me convoca;cuando mis caricias soñadoras desean sabery preguntan y avanzan en ti y oyen vivoslos movimientos, íntimos,los inconfundibles regalos de tu vivirque me entregan vida, viviéndome.Certidumbre mía la de saberque no me hace falta subiry sí soñar que en tu cuerpo,entre tus muslos cerradosdonde nada como un pez el sol,acaricio una hermosa calidez hecha río y cielo. “Amor, amor, entre mis muslos cerrados, nada como un pez el sol”(Federico García Lorca. Amor de don Perlimplín con Belisa en su rincón)
Entre tus brazos me quiero
Cada noche, cuando me acuesto y pienso que a mi lado te tengo,yo pongo estrellas entre tu piel y la mía y te recorro entera, sendero tras sendero, cumbre tas cumbre, descalzando mi amor,
vistiendo tus suspiros, desnudando tus sedas.Y así, Sirena, yo soy un hombre que te canta y se enamora de ti más acá del otro el lado de la luna, y me siento la prolongación de tu sonrisa y de tu cuerpoen el abrazo de sentirte, de tenerte, de sabernos. Estando así, pensándote, te recorro y soy algo que crece, algo que sonríe despierto y que desea serte más caricia. Y es que, Sirena: tierna mía, la caricia me la agolpas,
no sabes tú de qué manera. Entonces, mi boca quiere besar la suavidad de tu boca y mis párpados caen colmados de deseo,tan susurrantes como consiente el aroma de tu cuello abajo,y siento como tu piel con su sedosa tibieza pide nochesy mi boca deseosa pide noches, también.Noches silenciosas, de oscuras lunas suaves,noches largas, suntuosas, cruzadas de palomas,en un aire hecho manos, amor, ternura dada,noches como navíos...Qué afán el mío, Sirena, de navegarte despacio, cada noche, y encontrar la vida en la dádiva de tus besos,mientras tu aliento apasionado me desnuda las sienesy se estremece el aire con un dejo de vida,y se estremece aún lo que no es aire, el haz ardiente de tu cabello,el terciopelo estremecido de tu voz, y, a veces,la ilusión ya poblada de caricias suspendidas que nos pueblany en las que me arropo cuando los párpados desciendenen el beso del sueño que nos lleva al amanecer de otro beso.
En tu piel
Ahí en este silencio de tu piel en que creo encontrarte,
como cuando en sueños me sonríes y te vivo, siendo tan de ti,
no pregunto a quién hablan las voces y palacios de la espuma
que vienen a resedarse en los destellos de tus olas, sirena;
prefiero seguir viviendo desnudado por tu jardín de aguazul
y sentir cómo mis besos acarician oro en tu pelo, rosas en tu boca,
y todo tu cuerpo traslúcido en la hermosa claridad de tu rubia primavera.