Espejo de Luna

martes, septiembre 26, 2006

Tu misterio

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Yo creo en tu misterio
que me envuelve,
y en tus brazos
amantes, pero digo:
«Más mágico es lo exacto»
Digo, como tú dices
belleza, que te quiero.
Digo la libertad
respirando tu espacio.
Digo que estoy viviendo,
viviéndote despacio.
Digo que todo en ti me es nuevo.
Digo que no hay pecado.
Digo; pero diciendo
me tomo el pulso, cuento
mis latidos, dispongo
palabras en verso.
Y, al hacerlo, te nombro,
sirena mía, y te pienso,
te rodeo despacio.
Pienso que si te quiero,
lo quiero todo, canto
no sólo nuestra dicha,
sino todo lo claro:
la alegría posible
en mi pecho que te late,
en la tierra que me ensanchas
y en tu ritmo que me la ordena
si, juntos, caminamos,
midiendo nuestros besos,
contando nuestros pasos.
Interminablemente
valoro tu belleza
real, y si contienen
tus manos mis excesos
de corazón creciente,
llego a ser el que quiero,
llego a ti tras un largo
vuelo aventurero.

Repito un retenido
latido: Doy tu verso
y en ti vuelo quieto.
No me creas cansado.
Te miro, y si te miro
estoy aún empezando.

lunes, septiembre 18, 2006

Si yo fuera tu sombra...

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Si yo habitase tu sombra nunca te alejarías.
Precediendo, siguiendo, rodeando a tus pasos
sería como el huésped del aire que haces tuyo,
que limita tu cuerpo de piel recién amada.

Concédeme el albergue de tu sombra, descubre
el secreto del sol que derrama tu sombra,
que hace que te dupliques gris sobre los caminos,
como un espejo oscuro que mima tu contorno
pero del que se escapan tu sonrisa, tu frente,
la luz de tu mirada, el color de tu blusa,
los pliegues de tu falda, todo lo que en ti brilla.

Si así fuera... yo llenaría tu sombra de colores,
mediría tus pasos de modo que no huyeran,
salvaría las trampas en que se embosca el tiempo,
sin traspasar los límites que tu sombra dibuja.
Qué gozosa existencia me sería la de vivir contigo,
habitando el espacio donde nace y concluye
lo que de ti poseo, lo que me ha dado nombre,
aquello que el amor recompone en la pena.

En tu sombra...yo sería prolongación, apéndice
de tu misma presencia, en ti siempre enraizado
igual que el árbol en tierra, mirando como andas,
surgiendo de tus piernas donde se asienta un mundo
poblado de caricias que hiciste mío ya hace tiempo,
desde aquel primer día en que, tú sabes, yo te pienso.

Nunca te alejarías de mí, ya inseparable,
ya atada dulcemente al pie de tu estatura
donde yo nacería saludando a la aurora,
alzado con el sol donde las sombras crecen.
Y al llegar la negrura sin sombra de la noche
treparía a tu cuerpo, tan mío, tan amado,
para habitar de nuevo tu sombra con el día.

Si yo fuera tu sombra, sirena...¡cuánto te amaría!

lunes, septiembre 11, 2006

La PAELLA est peut-être le plat le plus connu de la riche et variée gastronomie espagnole.

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LA PAELLA es quizá el plato más conocido de la rica y variada gastronomía española.

El origen de la paella, como el de todos los platos de la cocina popular de cada zona, no es más que la conjunción de los elementos que cada pueblo tenía a su alrededor. En la zona de Valencia había y hay (aunque cada vez menos) una rica zona de huerta de regadío que proveía a los habitantes de la zona de verduras frescas, también era habitual la cría de pollos y conejos para el consumo familiar; y la cercanía de la albufera, además de la existencia de los arrozales y por tanto del arroz, ofrecía la posibilidad de añadir de vez en cuando a la paella algún elemento cinegético. Además si a eso le añadimos el marisco y el pescado en la zona más costera, así como el aceite de oliva propio de toda la cuenca mediterránea, pues ya tenemos todos los ingredientes con los que se realizan la mayoría de las paellas clásicas. Solo nos faltara una cosa más, el recipiente para cocinarlas. Y este recipiente, no es otro que LA PAELLA.

Paella sí, y no paellera como se dice en muchas zonas de España y de la propia Comunidad Valenciana. Porque paellera en todo caso, sería la mujer encargada de cocinarla y no el recipiente donde se cocina.... En la lengua valenciana, a la sartén se le llama paella, de ahí viene el nombre del plato mas famoso de la cocina española. La paella, no es más que una sartén, a la que se le ha quitado el mango y en su lugar se le han fijado dos asas para que soporte el peso del guiso. Ha de ser de un diámetro mínimo de unos 30 cm y no muy honda, con unos bordes de 7 ó 12 cm, dependiendo de su diámetro.

Así que ya tenemos los ingredientes posibles y el recipiente adecuado, ahora solo nos falta conjugarlos bien para obtener la paella. Y aquí es donde empiezan las polémicas, porque los valencianos, por naturaleza, no nos ponemos de acuerdo en casi nada y con la paella no iba a ser de otra manera.

Según los mas puristas hay dos clases de paellas :

Paella valenciana, la hecha con pollo y conejo, garrofó (una variedad local de alubia), tomate, judías verdes (en valencia le ponemos "tabella", "rotjet" y "ferraura", que son variedades locales de judías), pimentón dulce, aceite de oliva y azafrán o en su defecto, colorante alimentario, y por supuesto el arroz. En temporada también puede admitir un poquito de alcachofa y guisantes (aunque la coccíon de la alcahofa ennegrece el arroz y habría que ponerla casi al final de aquella)

Paella de Marisco, la que además del consabido arroz se realiza con productos del mar como la sepia, calamares, mejillón o clotxina (variedad mediterránea del mejillón, pero mas pequeño, fino y sabroso) gambas, cigalas, langosta, almejas, ajo, aceite de oliva, tomate, pimentón dulce, azafrán o colorante y un caldo realizado con pescados pequeños que en Valencia llamamos morralla.


La receta cualquier otro día...

lunes, septiembre 04, 2006

En tus paisajes

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Ay, sirena! Cuando más te pienso...
más cerca estás de mí, más cerca estoy yo de la vida...
Acabo de oír tu voz a través del viento
y sin embargo no me alejo de ti.
¿Acaso eres la vida misma tú?
Luz transparente te me haces.
¡Cómo veo a través de tus ojos!
Oye, sirena, ¿crees que eres tú la que ves cuando me miras?
Soy yo, soy yo quien veo en tu mirada esta luz infinita de la vida,
y esta pregunta de si es luz de aurora la vida, o de crepúsculo.
Por eso, mírame, yo quiero ver. Para ver necesito que me mires.
Mírame mucho tiempo...