Espejo de Luna

jueves, marzo 27, 2008

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Brillando mi cuerpo de ti, sirena.

Dime por qué sobre tu pelo suelto,
sobre tu dulce hierba acariciada,
cae, resbala, acaricia, se va
una luz ardiente o reposada que te toca
como un viento que lleva sólo un pájaro o mano.

Por qué tus cabellos de agua despeinada
y tu carne traslúcida besan como dos alas tibias,
como el aire que mueve un pecho respirando,
y se siente tu perfume y me calo

de ti hasta el tuétano de la luz.

Generosa presencia la de una mujer que amar,
descansado o tendido cuerpo o playa a una brisa,
a unos ojos templados que te miran,
oreando un desnudo dócil a su tacto.

Mirar tu cuerpo sin más luz que la tuya,
que esa cercana música que concierta a la noche,
a las aguas, a las espumas, a ese ligado latido
de este mundo absoluto que siento ahora en mis labios.

La realidad que vive
en el fondo de tu beso dormido,
donde las mariposas no se atreven a volar
por no mover el aire tan quieto como el amor,
duerme mientras manos de seda
mientras paño o aroma
mientras cálidas luces que resbalan
tiernamente comprueban la suavidad del seno
el buen amor que sube y baja a sangre.

Cuerpo tuyo feliz que fluye entre mis manos,
rostro sosegado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.

Tú, inocente, duermes bajo el cielo…

Yo, en desvelo.

Saber que duermes tú, cierta, segura,
-cauce fiel de abandono, línea pura-
tan cerca de mis brazos
por la distancia maniatados.

La realidad que vivo en ti
bate unas alas inmensas
y me lleva entre sus alas
como pluma ligera
y me pega al calor de tu cuerpo:
dulce secreto de conversar con el mar.

Anoche. Brillando mi cuerpo estaba de ti, te besé
y sentí dentro, en mi boca, el sabor de la aurora.

miércoles, marzo 19, 2008




Entregado a ti

Hoy estoy aquí, solo para ti, sirena, convertido en amor,
dispuesto a darte cada suave beso que tus labios
quieran recibir, transformado en caricias que recorren
lentamente cada parte de tu cuerpo, renacido en suspiros
que sumerges en tu aliento y me llevas hasta el fondo de tu ser...

Hoy estoy aquí, queriendo tenerte por completo,
pidiéndote que sientas mi entrega por tu piel
como cascada que acaricia y bebas de mí si tienes sed,
y me dejes saciar de ti una a una todas mis ansias y ganas…

Me gusta mi cuerpo cuando está con tu cuerpo.
Es algo tan completamente nuevo.
Tiene más fuerza y está más vivo,
me gusta tu cuerpo, me gusta lo que hace,
me gustan sus formas y caminos.
Me gusta sentir la columna de tu cuerpo y sus huesos,
su temblorosa y firme tersura a la que beso
una y otra vez;
me gusta besar este y aquel rincón tuyo,
me gusta acariciar lentamente
la conmovedora mata de pelo electrizante
y me gustará que mi esencia se derrame
en la intimidad de tu carne abierta...
Y me gustan las profundas muestras de amor de tus ojos,
y también me gusta la emoción de ese tú tan
completamente nuevo cabalgando sobre mi cuerpo.

Acaricio tu cuerpo, la curva de tu pecho,
la textura de tus pezones, descubro el valle de tu vientre
y encuentro mi orquídea preferida, abierta, perlada de rocío.
No me resisto a rozarla con las yemas de los dedos.
Todo tu cuerpo se estremece, tu valle tiembla,
elevas las caderas y separas las piernas
en un movimiento casi inapreciable.
Transito por entero tu orquídea siguiendo el rastro húmedo
que me marca, recorro sus pétalos, alcanzo el gineceo
y llego a tu estigma rosado y duro, escuchando de fondo
tus ronroneos, tus gemidos ahogados. Tu huella húmeda
es mi camino, sirena, un camino que me lleva más abajo,
más dentro de ti, queriendote amar al ritmo
que me marquen tus caderas,
que me indiquen tus suspiros, que me señales tú…


Y mi caricia en ti entra despacio, como el bañista que, temeroso,
con mucho amor y recelo al agua, introduce primero sus pies
en la espuma y siente el agua subirle, y ya casi se atreve,
y casi ya se decide. Y, con todo el amor, avanza hacia su abrazo.
Y con el agua en la cintura todavía no sabe si decidirse.
Pero él extiende sus brazos, abre al fin sus dos brazos
y se entrega completo. Y allí se reconoce, y crece y se lanza,
y avanza y levanta espumas, y salta y confía, y hiende
y late en las aguas vivas, y canta, y vive. Y entro confiado
en el torrente de amor que me reclama tu regazo ,
acariciando las facetas de tu otro corazón diminuto,
corazón que late para ser él también el mismo
corazón mío que le alcanza y abraza...


¿En qué piensas, qué sientes, Sirena, cuando tu cuerpo
sobre el mío se agita como las ondas de un estanque
dorado en el que navegarte es delicia?

Viajo así por ti hasta que noto la gran sacudida de tu ser,
y te abandonas en convulsiones y gemidos,
en espasmos y gritos ahogados,
en un total egoísmo de placer
que hace que nuestro tiempo se pare...


Aparece en ti una sonrisa rendida, sirena, me miras.
Y es hermoso.

lunes, marzo 17, 2008

FALLAS VALENCIA - 2008



SIRENA

martes, marzo 11, 2008

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Ojos de marzo


He buscado esta noche
el nombre de tus besos.
Si supieras, amor, cuánto he soñado.

Cuántas veces conjugo los pretéritos
para poder tenerte medida en las palabras,
viviendo en el lenguaje.
Para poder sembrar
tu voz bajo mi almohada
pido al tiempo prestado tu presencia.

De tus mejillas a tus labios
me voy con sólo verte,
en esta noche blanca
en que habito tu boca.
–“No te vayas”, te pido,
entre nubes y luces.
Tú me das en tu lengua
el corazón del cielo.

Tus manos infinitas,
atrevidas, desnudas como el aire
que se funde en las mías,
me muestran con su tacto
la plenitud del mundo.

Sirena, no me conformo;
tenerte no es tan sólo
esta noche de besos.
Por eso cualquier día,
cuando quieras buscarme,
con mis labios
y con mis manos
te dibujaré caricias
para empezar a amarnos.

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martes, marzo 04, 2008

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Ahora


Si supieras cuánto te quiero,
si tan sólo lo supieras…
ahora que estás delante de tu espejo,
y me miras a los ojos
y sonríes como siempre,
ahora que no me abrazas
y tengo mucho frío
y me voy yendo
tan solo y perdido…

Ahora que si supieras…
que si tan solo supieras
cuánto te quiero, sirena mía…
No dudarías un instante,
y me abrigarías en tus brazos
para siempre contigo…
jamás yo tendría frío.