NOCHE SERENA
...y con paso cayado
el cielo vueltas dando
las horas del vivir le va hurtando
Fr. Luis de León
Dormía todo alrededor de mi sueño.
Dormían el viento y el relámpago;
dormían el acaso y el orden, la flor,
el riesgo, la mariposa y la palabra;
dormía el color; dormían la conciencia
y la acción y el grito y la sonrisa.
El alma desvelada, yo no dormía.
La luna no dormía. Mi vigilia era ese resplandor sutilísimo, imprescindible
para encender la lámpara mágica del insomnio en la oscuridad.
Cuidados voladores mantenían la vela de mis ojos; en vela mi corazón también estaba.
A esa luz, reveía mis años atropellarse. Paisajes hechos se me acercaban,
y los lugares y tierras en que estuve florecían en tierras y lugares donde,
mil veces, vengo a soñar estar. No latía el reloj y era perfecta la concertada
ausencia de campanas nocturnas en la dulzura del instante.
¿Dormías tú? ¿Acaso junto a mí, dormida? ¿Sin respirar? Ni cuerpo ni color,
como margen para ribera o lava de mi venero.
Pero la estrella -¿era tu estrella?, ¡no!-, las estrellas no dormían.
¡Cómo las presentía arder, zarandeadas por el viento de la noche,
flanqueando el camino de la luna llena!
Mientras, me esforzaba en recuperar los límites, muellemente alterados,
si por el sueño, si por mi ensueño en ti. Estaba yo inmóvil, horizontal,
en mi cama de siempre. De cara al techo. Cerraba los ojos verdes de espera,
torpes, para mejor ver, no viendo la oscuridad. Desprendía poco a poco la mirada
de mí, escardaba las flores de tu imagen y te hacía marchar despacio en mi dentro...
Y de pronto –nadie te despertaba- tú, con tu cuerpo exacto: tu cuerpo mejor pensado.
Encendía la lámpara para finalizar la noche memorando. Las esperas, las medidas precisas, tu número, la cifra de oro de tu ser mujer. El paisaje real de tu estrella; invisible estrella, en el cielo de tu patria lejana, bajo la Cruz del Sur.
Hasta que el alba se ha clareado, filtrando una raza de molidos colores,
y en el cono de luz batía con arrebato cremas y celestes algodones de azúcar.
Y todo lo erróneo huía; y todo volvía, con sus detalles, al sitio verdadero: la alcoba, a sus dimensiones de siempre; tú, a tu ausencia; el surtidor, a su fuente propia; los ojos ideales,
a los luceros; mis ojos, a sus órbitas de anchos, cárdenos ruedos de fatiga.
He pasado la noche esperándote en vano.
10 Comments:
Nunca es en vano. Las noches así no dejan de tener una magia especial, un sabor diferente, un tacto distinto...
Quizá el amanecer nos despierte, pero el recuerdo sigue intacto en cada poro de tu piel ¿puedes sentirlo?
Esas noches en mí son angustiosas, para nada son serenas...siempre las he conseguido cambiar por un sueño amado.
Este poema describe esa sensación. Esa magia...
Gracias Yole. Mil besitos.
esperar nunca es en vano, a ratos un poco agobiante, desesperante (desesperanzador) o quizá triste.. pero en vano??
Dan más ganas de ver a ese esperado, con mejores albricias se recibe y mayores bríos desatan mayores pasiones.
un beso
Ausencia de campanas nocturnas... Sí... Es bellísimo, Eloy. Me ha encantado. Es como si hubieses relatado cualquiera de mis noches de insomnio :)
Pero bueno, algunas noches así son para guardar en el recuerdo porque, a veces, te llenan el alma de pensamientos bonitos.
Un beso!
A veces no se puede confundir "esperar" con "esperanza"
Dark kisses
Ella se llamaba Sueño y no llegó.
Pero doña Mañana puntual llega a limpiar los restos hasta de una mala noche.
Saludos!
Cómo es que sabes de Florencia Pinar??
Ah??
Casi no puedo añadir nada a lo ya comentado. Déjame solo decir que creas espacios donde parece que todo va a suceder en cualquier momento, que todo va a cumplirse y que si no se cumple, tampoco ha sido en vano esperarlo.
Gracias por eso y por el enlace.
Odio esperar, me da por pensar, y odio pensar, me da por llorar.
Pero a veces el mismo sueño te trae esa alma tan esperada como regalo…a los brazos, completa, entregada…plena...lo difícil es el despertar..
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