Espejo de Luna

lunes, noviembre 28, 2005

Bautizarte

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Mis primeras letras de este lunes son para tus ojos,
ya que mi pensamiento estaba despierto
en tu luz y en tu nombre, sirena,
desde las seis de la mañana.
Y junto con tu nombre, Nenúfar, miles de direcciones
de las aguas donde tú habitas,
intentaron caer dentro de mi cuerpo despierto.
No sé que me has hecho, sirena mía.
En la noche, cuando estoy tendido y despierto,
mi pensamiento te nombra y tu nombre
te me convierte en un reloj de arena sin peso
y sin fin que me cubre de deseo.
Te siento como las olas del mar,
tan hermosas y tan lejanas, tan deseadas.
Cuando te escribo, un naufrago parezco
y no sé si le estoy buscando algún motivo a mi escritura;
sí sé que quiero bautizarte con mis suspiros,
volar al encuentro de tu mirada y encontrada,
poder cerrar mis ojos para abrazarme más con ella
y recostar mis labios abiertos en la sonrisa de tu boca...
y rebautizarte despacio: Deseada, Desiré, Dessie...
(¿es ese tu nombre?)
Te escribo, Nenúfar, como si fueras una flor japonesa
que en mí se descubre extensa,
y lo hago deseando tener el poder de retener,
en el beso de nuestros ojos, el tiempo de los dos.
Y si, de par en par, ahora, tus ojos me miran...
Yo, egoísta, los míos abro: ¡Cuánta luz para mí solo!
Y aquí estoy, por ser lunes, lleno de tu luz, dando el hoy.

lunes, noviembre 21, 2005

Hay mucho más

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Besos alegres, pensada sirena,
blancura entre mis manos, cuerpo o nube,
corazón que no intenta volar porque me basta el calor,
me bastan las alas peinadas por tus labios en mí vivos.
Hoy hay más amor iniciando la semana.
El lunes lo siento hacia fuera, sólo existe el querer.
Tú y yo en la boca sentimos nacer lo que nos vive,
lo que son los besos indestructibles cuando los labios son alas,
alas que nos ahogan mientras los ojos se nos cierran,
mientras la luz dorada está dentro de los párpados
en todos estos momentos en que nos sabemos.
Ven, ven, sirena, huyamos quietos como el amor,
vida como el calor que es todo el mundo solo,
que es esa música suave que tiembla bajo las manos,
mundo que nos vuela único, con luz de estrella viva,
como un cuerpo o dos almas, como un cálido pájaro
o corazón que hace nido en la caricia

que, entre las manos y los besos, nos late.

martes, noviembre 15, 2005

Beberte

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Días he estado sin poderme asomar
a las dulces ventanas de tus ojos;
lo hago ahora y con cada letra,
en cada palabra de este silencio
de mi callada boca, te saboreo.
¡Te saboreo entera, sirena!
Quiero sentirte en mi boca.
Sentir entre tu lengua caliente
cómo la mía se sofoca y llega
a abrasar mi garganta con el deseo
no colmado de tus callados verbos;
sentir cómo te beben y adornan los míos
con mi pasión más viva puesta en tu boca.
Sentir cómo en mi boca late
el deseo de tu alma, desbocada
de vocablos y gemidos en la mía
que quiere beberte entera
hasta la penúltima gota, sirena.