Espejo de Luna

miércoles, diciembre 12, 2007

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¡FELICES NAVIDADES!

Me voy a escribir una carta
a los Reyes Magos...(que son tres)
¡Venga, venga...que sí,
no lo demoremos más y escribamosles!

martes, diciembre 11, 2007

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Saber de vinos

¿Qué es realmente saber de vino? Muchas veces entender de vino parece que está sólo al alcance de unos pocos “sabios”. Y esto no es así. Cualquiera que pretenda conocer el mundo del vino simplemente para acompañar una comida, disfrutar con los amig@s, o regalar un buen vino, puede hacerlo muy fácilmente con sólo conocer sus gustos. Entender de vino es eso, entender lo que nos gusta.
Para ello hay que utilizar nuestros sentidos. Y es a través de la cata como vamos a conocer toda la información de un vino. La vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto son nuestras herramientas de trabajo. Así que, sin más dilación, vayamos a…

la cata

ésta tiene tres fases: observación, comparación y juicio. Mediante la observación nuestros sentidos reciben los estímulos del vino: Color, aroma, sensaciones táctiles, gustos…La comparación nos permite contrastar lo que hemos percibido con los patrones que tenemos en nuestro cerebro. Y con el juicio podemos describir subjetivamente las sensaciones que nos produce.
El momento ideal de realizar la cata es al medio día, cuando por el apetito nuestro sentido gustativo se agudiza. El lugar donde hacerla es fundamental. Una estancia sin ruidos ni olores, con luz natural y con una temperatura entre 20 y 22 º C es la ideal. Es una buena práctica, para los vinos que han pasado mucho tiempo embotellados, abrir el vino una hora antes de catarlo y decantarlo para que se airee. También es muy importante la copa. de paredes delgadas, lisas, transparentes y redondeadas.

Ver. Observamos primeramente el color y el brillo, inclinando la copa sobre un fondo blanco, como puede ser el mantel o cualquier superficie blanca. La edad del vino nos la revelará su color al contacto con el cristal de la copa. El color lo determina, entre otros factores, la variedad o tipo de uva de la que ha salido el vino. Cuanto más joven más luminosos y azulados. Entre las variedades de uva más conocidas están las siguientes: Cabernet-Sauvignon, Merlot, Malbec, Garnacha tinta, Albillo y Tempranillo, siendo esta última la más típica en algunas zonas españolas y una de las más utilizadas en los vinos de Ribera del Duero, por ejemplo. Además es una de las uvas, junto con la Bobal, que le da a nuestros vinos ese “color púrpura muy cubierto” tan característico.

Oler. Tomando la copa por su base y balanceándola suavemente, para que emita con intensidad sus aromas, acercaremos la nariz y aspiraremos con calma. Los vinos jóvenes nos darán olores afrutados y los vinos envejecidos nos darán olores balsámicos y macerados.

Degustar. Obtendremos toda la información que nos falta sobre el vino. Las sensaciones dulces se revelarán en la punta de la lengua, las amargas en el centro y las ácidas en sus laterales.

Atendiendo a lo anterior, podemos decir que hay vinos que se caracterizan por su “color púrpura muy cubierto”, por su “cuerpo suave” y aterciopelado, que deja un pequeño rastro en la copa (la llamada lágrima del vino) Por sus “notas en madera”, que no es otra cosa que un leve recuerdo en el sabor, donde apreciamos su paso por la barrica de roble (el buqué) Son, por ello, vinos “redondos en boca”, es decir, que producen una sensación uniforme que invade plenamente. También se dice que son vinos “brillantes en su carácter”, con personalidad. Y lo más difícil de conseguir, el equilibrio: los distintos sabores y aromas que percibimos deben de estar en un perfecto y sutil equilibrio.

Tipos de vinos

rosados: Se trata de vinos jóvenes, con tonos desde el rosa al rojo, y de aroma afrutado. Son vinos ideales para comer con pescados, pastas, mariscos y carnes suaves. La temperatura idónea para su degustación está entre los 8 y los 10 ºC.

tintos jóvenes o de cosecha: Son vinos con menor tiempo de elaboración (12 meses) y se caracterizan por su color rojo rubí intenso, con ribetes azulados y sabor frutal. La temperatura idónea para su degustación está entre los 12 y los 15º C.

tintos crinazas: Son vinos que han permanecido un mínimo de 12 meses en barrica de roble y se comercializan a partir del segundo año. De color rojo evolucionan desde el picota intenso hasta el guinda. De aroma afrutado y toques en madera y regaliz. Se deben degustar a una temperatura de entre 14 y 17 º C.

tintos reserva: El proceso de envejecimiento en barrica y botella dura 36 meses, pasando un mínimo de 12 en barrica. Son de lenta evolución aromática; su olor es intenso y elegante, y tienen un sabor carnoso y equilibrado. Para disfrutarlos plenamente, se recomienda abrirlos una hora antes y pasarlos por el decantador para oxigenarlos y eliminar posos. Posteriormente los degustaremos a una temperatura de 17 ó 18 º C.

tintos gran reserva: Son vinos que tienen un envejecimiento mínimo de 60 meses y al menos 24 de ellos en barrica y 36 en botella. Se comercializan a partir del quinto año tras la vendimia. De color rojo cereza intenso y aromas complejos. Se recomienda abrirlos y degustarlos de forma similar a los tintos que antes he descrito.

miércoles, diciembre 05, 2007

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Fuente

Resisto un anochecer tras otro
sobre los nenúfares abandonados, sí,
soy como una de esas fuentes de los parques
de mi infancia, testigo de su propio fluir
entre las ramas, y sus platos de piedra
entristecidos del olvido,
el agua helada embotada en los caños.
Pero resisto en prodigiosa espera
embelleciendo los días absurdos con miradas
que buscan tus ojos.

Ah, todas mis fuentes detenidas por ti,
clamando brotar verdes de nuevo,
resisten, sí, porque te esperan a ti
la única que por fin ama el Neptuno de mi fuente,
su cuerpo isabelino, su orgulloso tridente
rodeado de efebos desnudos deseosos de manos
que los toquen, llamando con su boca de afluente
la conciencia dormida de tu paso, y la sirena,
la sirena de soledad voluptuosa
tan lejana de su dueño, doliente concupiscencia
de sus pechos de piedra mojada.
Sí, resisto la piedra y el otoño de hojas
a medio morir
sin tus dedos de estrellas, y los parques abandonados,
y las estatuas y las valvas llenas de peces
y escamas agrietadas, y ver que no me llegas,
amor, ausente de mis gotas
y del musgo reverdecido, herencia húmeda de tus besos.

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