Espejo de Luna

jueves, febrero 25, 2010

YERBABUENA, TOMILLO Y MENTA
















Anoche, muy pegado a ti, dormido quedé…
En tu lengua sofocada se abrasó mi garganta
y en tu voz cautelosa quedó
suspendido mi oído,
quedó enarbolada mi cabeza,
y un inmenso hueco de universo
lleno de tu voz y tus silencios, quedó
tocándome la frente, cegándome los ojos
más denso que un abrazo,
más implacable que tu cuerpo.
Ahora, despierto, me arde tu distancia
como una caricia culpable,
el deseo no colmado de tus verbos
me adorna de pasión muy viva y su dolor
se torna jubiloso porque sueña
que es el tuyo.
En las palabras que silencias
con tu ausencia
late el beso de tu alma, desbocarse
de vocablos y gemidos en la mía,
deshacerse rizada y bermeja como una gota
de rocío
en la corola de mi dios rosado,
que tus labios la profanen
y proclamen luego su exultante vergüenza.
En las palabras que callo
te saboreo.
Calla, no respondas, deja
que el calor perpetúe mis preguntas en tu vaso,
en el vaso de tus labios,
quiero beberte hasta la última gota,
y mi caricia en tu cintura se impacienta.
Me quedo con tu boca.
En la palabra y en tu beso
que sabe a yerbabuena, tomillo y menta.


jueves, febrero 18, 2010

ALMA MÍA: TÚ
















El día ha amanecido.
Anoche te quise tener en mis brazos.
Qué misterioso es el color de la carne.
Anoche, más suave que nunca:
carne tuya casi soñada.
Lo mismo que si tu alma al fin fuera tangible.
Alma mía, tus bordes,
tu casi luz, tu tibieza conforme…
Repasaba tu pecho, tu garganta,
tu cintura: lo terso,
lo misterioso, lo maravillosamente expresado.
Tocaba despacio, despacísimo, lento,
el inoíble rumor de tu alma pura, de tu alma manifestada.
Esa noche, abarcable; cada día, cada minuto, abarcable.
Tu alma con su olor a azucena,
Oh, no: a tomillo.
Oh, no: con su sima,
con su irrupción misteriosa de bulto vivo.
Tu alma por donde navegar no es preciso
porque a mi lado extendida, arribada, se muestra
como una inmensa flor;
Oh, no: como un cuerpo
maravillosamente investido.

Ondas de tu alma…., alma reconocible.
Mirando, tentando su brillo conforme,
su limitado brillo que mi mano somete,
creo,
creo, tierna mía, realidad, mi destino,
alma olorosa, espíritu que se realiza,
maravilloso misterio que lentamente se teje,
hasta hacerse ya como un cuerpo,
comunicación que bajo mis ojos miro formarse,
organizarse,
y conformemente brillar,
trascender,
en su dibujo bellísimo,
en su sola verdad de cuerpo advenido;
tu dulce realidad que yo aprieto, con mi mano, que
por una manifestada suavidad se desliza.

Así, sirena mía,
cuando desnuda te rozo,
cuando muy lento, despacísimo, regaladamente te toco.
En la maravillosa noche de nuestro amor.
Con luz, para mirarte.
Con bella luz porque es para ti.
para engolfarme en mi dicha.
Para olerte, adorarte,
para, ceñida, trastornarme con tu emanación.
Para amasarte con estos brazos que sin cansancio se
ahorman.
Para sentir contra mi pecho todos tus brillos,
contagiándome de ti,
que, sirena, amor, como una niña sonríes
cuando te digo: ‹‹Alma mía…››


(Homenajeando a Vicente Aleixandre)

jueves, febrero 11, 2010

TU BOCA, en el beso y la palabra





















Te adueñas de los detalles
como si ellos existieran por ti,
nada es relevante en tu presencia,
todo es único porque tú
lo nombras o lo ves;
dices mira, y el color se manifiesta,
dices tú, y yo existo,
dices ven, y el universo gira
en torno de tu boca,
acaba el tiempo y empieza
el infinito.
A liviana señal de tu mano
la mínima luna despierta
creciente
sobre el rojizo atroz del final del día,
se desnuda de pudor en tus labios
sobre el viento inclemente
en una tarde cualquiera,
un jueves por ejemplo de febrero,
a las seis elevadas sobre le frío
y sobre la chimenea dormida
y sobre el sofá abandonado,
y sobre mi entrega absoluta
al único instante contigo,
sin porqué, por tu todo.
Has convertido en memorable
mi tiempo anónimo de extravío,
suspiras pereza;
a un gesto indolente de tus pestañas
renace lo concreto,
dices ahora, y crece el crepúsculo,
dices adiós, y yo desfallezco.
Es bello tu escucharme (tu leerme), sirena,
acariciando mi voz (mis letras)
con tus oídos (con tus ojos)
esmeradamente tallados por el silencio.
¡Ah, sirena, si tú supieras
cuánto me hace falta tu boca
en el beso y la palabra!

lunes, febrero 08, 2010

ETIMOLOGÍA

En el Diccionario de la Real Academia Española de la lengua (RAE) se viene a definir:

GILIPOLLAS:: adj. vulg. gilí, tonto, lelo. U. t. c. s.

En Madrid hay una calle llamada de Gil Imón, haciendo de travesaño entre el Paseo Imperial y la Ronda de Segovia, para más señas. Es una calle dedicada al que fue alcalde de la capital, D. Gil Imón, por los tiempos de doña Mariquita de mi corazón, cuando el duque de Osuna organizaba sus célebres bailes, a los que acudía la crema social, para poner en el escaparate familiar a lindas damitas de la buena sociedad, como oferta casadera, las cuales acudían ataviadas con su miriñaque de fino muaré. A las damitas de entonces se les aplicaba el apelativo de "pollas", que en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE)llevan, como sexta acepción, figurada y familiarmente, el significado de jovencitas, algo que hoy se ignora, por amor del lenguaje, que en la actualidad se ha vuelto recio y tosco: la polla de entonces es la "tía" de ahora y las mentes malévolas sustituyen el significado antiguo por otro de morbosas connotaciones.
El tal Don Gil era un personaje de relieve (la prueba está en que tiene dedicada una calle) y su nombre aparecía frecuentemente en los ecos de sociedad de las revistas del corazón de la época. El hombre, después de atender a los acuciantes problemas que su cargo de alcalde comportaba, se sentía obligado a responsabilizarse de sus deberes familiares, como buen padre.Tenía dos hijas en edad de merecer, feotillas ellas, no muy sobradas de gracejo, y hasta un tantico tontuelas. Y se hacía acompañar por ellas a todos aquellos sitios a los que, invitado como primera autoridad municipal, tenía que acudir. Él, en su fuero interno, acudía no como primera autoridad municipal, sino como primera autoridad familiar. Tras la imponencia de unos bigotes municipales, se ocultaba un corazón de padre.
-¿Ha llegado ya D. Gil?
-Sí, ya ha llegado D. Gil y, como siempre, viene acompañado de sus pollas.

D. Gil departía animadamente con los próceres de la actualidad, y, mientras tanto, sus pollitas iban a ocupar algún asiento que descubrieran desocupado,a esperar a que algún pollo [en masculino (solía aderezarse con pera:"pollo-pera)] se les acercase,
cosa siempre poco probable. Pocas veces había alguien que les dijera "hazte p'allá", como dicen en Carrizosa. La situación, una y otra vez repetida, dio lugar a la asociación mental de tontuelidad con D. Gil y sus pollas.
Al tonto, a secas, podía llamársele: bambarria, menguado, zampatortas, chirrichote, rudo, zamacuco, papanatas, tolondro, ciruelo, zote, mamacallos, mameluco, majadero, zopenco, mastuerzo, borrico, tonto, necio, obtuso, imbécil, mentecato, idiota, torpe, lelo (Sinónimos del Diccionario Ideológico de Casares). Pero ¿cómo describir esa circunstancia tan compleja de tontuelidad inconsciente?
Decía el padre Ramón que el que es tonto y lo sabe no es tonto del tó. Los imaginativos y bien humorados madrileños lo tuvieron fácil: para expresar la idea de tontuelo, tontaina, tontucio, tontuelidad integral e inconsciente (lo de con malicia o sin malicia es otra cuestión; con el tiempo, habrá de todo)
¡Ya está!: Gil (D.Gil)-y-pollas
(las dos jovencitas hijas suyas) = gil-i-pollas.
Y cundió la especie por "el todo Madrid",
que compuso esta palabra especial, castiza,
nacida en la Capital del Reino y, puesta
en circulación con el marchamo del Oso y el Madroño,
siendo después exportada al resto de España,
y ganándose a pulso el derecho
de entrar en la Real Academia Española.
¡Estos madrileños son la releche!

martes, febrero 02, 2010

SIRENA...





















Cuando contemplo tu cuerpo extendido
como un río que nunca acaba de pasar,
como un claro espejo donde cantan las aves,
donde es un gozo sentir el día cómo amanece.

Cuando miro a tus ojos, profunda vida que me llama,
canción de un fondo que solo sospecho;
cuando veo tu forma, tu frente serena,
piedra luciente en que en mis besos destellan,
como esas rocas que reflejan el sol que nunca se hunde.

Cuando acerco mis labios a esa música incierta,
a ese rumor de lo siempre juvenil,
del ardor de la tierra que canta entre lo verde,
cuerpo que húmedo siempre resbalaría
como un amor feliz que escapa y vuelve…

Siento el mundo rodar bajo mis pies,
rodar ligero con siempre capacidad de estrella,
con esa alegre generosidad del lucero
que ni siquiera pide un mar en que doblarse.

Todo es sorpresa. Mi mundo destellando
siente que un mar de pronto está desnudo, trémulo,
que es mi pecho enfebrecido y ávido
que solo pide el brillo de tu luz.

La creación riela. Mi dicha sosegada
transcurre como un placer que nunca llega al colmo,
como esa rápida ascensión del amor
donde el viento se ciñe a las frentes más ciegas.

Mirar tu cuerpo sin más luz que la tuya,
que esa cercana música que concierta a las aves,
a las aguas, al bosque, a ese ligado latido
de este mundo absoluto que siento ahora en mis labios,
sirena, cuando te beso.


(Homenajeando a Vicente Aleixandre)