
MUJER
Nadando estabas, no, más bien flotando,
sirena de invisible cola,
y ahora ya te estás como abandonando.
No hay dicha como esta de sentirte
naciendo en cuna de reflejos,
como esta de abdicarte, de adorarte.
Anfibia, en agua y cielo te arrebujas,
cierras al sol los submarinos
ojos, donde anidan mil burbujas
de los palacios cristalinos.
Flotas –delicia ingrávida- de espaldas,
te ofreces al amor, expectante.
Cierra los ojos, cofres de esmeraldas,
de azucares, de aires de suerte.
Y ya no sabes si eres muerta o viva,
si el mar te deshace o modela
cuando navegas, tabla a la deriva,
navío, sin remo y sin vela.
Pero no. Abre los ojos, allí, mira
aquella ola, enorme, plana,
aquella que se turge y que se estira
buscando su media sirena.
Viene por ti, vengo por ti, no escondas
tu piel de plata escurridiza
debajo de los valles de las ondas,
con ingenuidad de primeriza.
No tengas miedo, no impetuosa nades
creando de espumas tu cola.
No vale huir, sirena, no te evades
del rapto inmenso de mi ola.
Ya estás en mí indefensa y entregada,
en mí tu ola poderosa,
tu dulcísima cuna enajenada
que te traspasa y rebosa,
que te mece y te mece y te estremece
y es ya tu único elemento:
el agua, el aire, el cielo que mece
tu cuerpo febril y friolento.
Ya estás en mí, tu dicha está cumplida.
No pesas ya, casi ni existes.
Te sientes disolverte en mí, en mi vida,
en mis cálidas aguas tristes.
Y quiero volver a nacerte, palmo a palmo,
creada sucesivamente
por mi palabra de agua y por mi ensalmo,
mi amor de labios y mi mente.
Te llevo en mí, te alzo y te traduzco
e intensamente te poseo,
de una vida a otra vida te conduzco,
a otra en que creo y te recreo.
Abandónate más a mi regazo,
la voluntad también, no quieras,
no quieras nada ya, sólo mi abrazo,
flotar, volar en mis esferas.
Que yo te llevaré con infinita
ternura hasta la playa sola,
allí me desharé en mi muerte escrita,
mi muerte en retumbo de ola.
¿Querrás morir conmigo, o en la arena
secarte al sol, convalecer,
o bien subir al cielo, no sirena
sino amor puro de mujer?
(Homenajeando a Gerardo Diego,
desde un lugar de La Alcarria)