CONTENERTE
Quisiera ser convexo
para tu mano cóncava.
Y como un tronco hueco
para acogerte en mi regazo
y darte sombra y sueño.
Suave y horizontal e interminable
para la huella alterna y presurosa
de tu pie izquierdo
y de tu pie derecho.
Ser de todas las formas
como agua siempre a gusto en cualquier vaso
y siempre abrazándote por dentro.
Y también como vaso
para abrazar por fuera al mismo tiempo.
Como el agua hecha vaso
tu confín –dentro y fuera– siempre exacto.
Dentro de ti, sirena, donde calla y duerme
un palpitar de acuario submarino,
quisiera hundirme, decantarme, adormecerme.
Y a través de tu espalda, pura, inerme,
si en ella me reclino,
quisiera trasvasarme y extenderme.
Multiplicar mi nido en tus regazos
innumerables, que al cerrar los brazos
no encontrases mi carne, en ti disuelta.
Y que mi alma, en bulto y tacto vuelta,
te resbalase en torno, transparente
como tu frente, amor, como tu frente.
(Honenajeando a Gerardo Diego)