Destellos plateados

Yo no sé si es más que amor o es más que estremecimiento
esta luz que me asalta cuando interrogo con mis letras
a la luz y resplandor que tus ojos retienen.
Luces de espejo en el sol y ciego yo entre tus pétalos tibios:
ir hacia tu claridad es ir al deslumbramiento cuando te escribo.
Veo arder en la noche tu solar cabellera, tu cabellera lunar,
que como argentina claridad se desbrida en todos mis sueños,
y como envueltos entre llamas tus cabellos y tus labios
en la rubia primavera, tan cerca de mí, sirena mía,
como la luz del silencio de tu pensado cuerpo que me hace suspirar.
Cada noche mis manos te buscan, mis labios buscan
los labios donde aposentas la herida frágil del placer;
con el susurro silencioso de tus sábanas se desliza
mi tacto en ti, tan sigiloso como la sonrisa del mar,
buscando en la maravilla de tu cuerpo toda mi redención.

Una noche y otra quiero para mis labios tu piel de gladiolo,
quiero para mis brazos todo tu cuerpo de luz,
si desnuda no vienes, que me llamen Eolo,
si desnuda no vienes a mis brazos en cruz.
Y si vienes, tu cuerpo me ilumina al trasluz
y con todo tu cuerpo me quedaré tan solo
como si el mundo entero fuera un altramuz.
Y así, cada noche, cada día sigo viviendo:
porque sé que tu luz y tus ojos y tus cabellos,
sirena mía, me seguirán nutriendo de destellos.
