La cocción de la rana

Los científicos nos han proporcionado una metáfora muy útil
con la que explicar cierto tipo de comportamiento humano:
el fenómeno de la cocción de la rana. El fenómeno es el siguiente.
Si dejamos caer una rana en un recipiente con agua hirviendo, sin
duda tratará desesperadamente de salir. Pero si la colocamos
suavemente en un recipiente con agua tibia a fuego suave, la rana
flotará con placidez. A medida que suba la temperatura del agua,
la rana se sumirá en un tranquilo sopor, exactamente igual que uno
de nosotros en un baño caliente, y antes de que transcurra mucho tiempo,
con una sonrisa en el rostro, sin resistirse, permitirá que se la hierva hasta morir.
¿Qué es lo que nos pasa? A veces, por (des)gracia de nuestra cultura,
los humanos somos como una rana que ha sonreído durante diez mil años,
mientras el agua se calienta cada vez más, pero finalmente, cuando por fin
el agua empieza a hervir, la sonrisa deja de tener sentido porque la rana ha muerto.
¿Por qué nuestro ánimo se nos viene abajo más de una vez?
Sencilla es la respuesta: Nosotros no somos la humanidad.
Estas cinco palabras pueden parecer extrañas. Pronunciarlas es como
ponerse los zapatos de un desconocido, confundiéndolos con los propios.
Si las pronunciáramos toda nuestra vida puede cambiar en un instante.
¿Probamos?
Hoy vengo a cosquillear con una pluma de alas a una ranita para que salte
y no se deje hervir en el agua de las circunstancias, por muy adversas que
éstas le parezcan.
¿Quién me acompaña en el salto?